Origen de la Política
Según Hidalgo (1999) los
elementos que identifican el territorio
urbano residencial en Chile son los diferentes conjuntos de viviendas sociales
que se han construido en el país a lo
largo del siglo XX, las experiencias habitacionales y las tipologías de
vivienda. Fue en 1906 la Ley de Habitaciones Obreras la primera en abordar el
tema habitacional en Chile, convirtiéndose en pionera en países
latinoamericanos como en Argentina (1915) y Colombia (1918). En el caso para la elaboración de la ley
chilena fueron utilizadas de base las legislaciones belgas y francesas de los
años 1889 y 1894, lo que da importancia al ámbito europeo, la experiencia
inglesa y la ley sobre vivienda de las clases trabajadoras de 1885.
El mismo autor presenta en los
primeros pasos una ordenanza a normar en el año 1843
los cuartos redondos, aquellas viviendas que no tenían más luz ni ventilación
que la que provenía de la puerta de entrada. En 1883 la
Municipalidad de Santiago estableció diversas concesiones y franquicias hacia
los constructores de habitaciones para obreros, y en el año 1888 dictó un
reglamento para la construcción de conventillos, los que se definían como un
conjunto de cuartos redondos, alineados a lo largo de una calle interior, que
luego se incorporaron en la Ley de la Comuna Autónoma de 1892, tal ley prohibía
la construcción de ranchos de paja dentro de ciertos límites urbanos e incluyó
entre las acciones municipales la de fomentar la construcción de conventillos
higiénicos. Luego en el año 1925 se promulgo el Decreto Ley 261, que se conoció
como Ley de la Vivienda y establecía
entre las medidas más relevantes, la reducción del 50 por ciento de la renta de
alquiler de las propiedades declaradas insalubres, limitaba los precios de los
arriendos de las viviendas salubres, eximía el pago de contribuciones y la prohibición de desalojo a los
arrendatarios antes de los seis meses. En el mismo año se produce la creación
de la Ley 308 que marcó el inicio de actividades por parte del Estado que
influirían en el conjunto de la política social que se iniciaba en esos años,
esta ley creó el Consejo de Bienestar Social que reemplazó al Consejo de
Habitaciones Obreras de 1906.
Hidalgo
(1999) señala que:
El Estado en cada acción
fue adquiriendo más compromiso con el problema habitacional. Intervino fijando
normas de construcción, fomentó la intervención del sector privado, reguló los
arriendos y buscó proteger a la población de los especuladores, promovió la
creación de cooperativas de vivienda y por último también comenzó a construir
directamente nuevos lugares de alojamiento para la población más necesitada.
Las limitaciones que se plantearon en la aplicación de estas medidas en las
primeras décadas del siglo XX, fueron tenidas en cuenta para crear en 1936 la
Caja de Habitación Popular, que sería hasta 1952 el ente encargado de
desarrollar los programas relativos a la vivienda social.
Esta agencia del Estado
tuvo como objetivo central la edificación de viviendas salubres y baratas,
estimulando preferentemente la iniciativa privada. Operativamente dependería
del Ministerio del Trabajo y sería administrada por un Consejo Superior
compuesto de diez miembros. Entre las funciones principales del organismo en
cuestión cabe desatacar: la construcción de viviendas, la concesión de
préstamos, la urbanización de barrios obreros y la concesión de subsidios,
entre las más significativas. En el periodo transcurrido entre 1936 y 1952 la
Caja de Habitación Popular estuvo presente en la construcción de 43.410
viviendas.
El autor da a conocer que posteriormente
en la década de 1950 se crea la Corporación de Vivienda (CORVI), una especie de
organismo motor del Plan de vivienda y se vinculada a la reforma de la
administración pública que se produce en Chile hacia ese periodo, se fortalece
la construcción de grandes conjuntos habitacionales y se encarga de la
ejecución, la urbanización, la reconstrucción, la remodelación y la
reconstrucción de barrios y sectores comprendidos en Plan de Vivienda y en los
Planes Reguladores elaborados por el Ministerio de Obras Públicas.
En la
misma línea del autor ya en los años 1960 Chile en aspectos
habitacionales se vio marcado por la promulgación del Decreto con Fuerza de Ley
Nº2, que buscaba la participación del sector privado en la construcción de
unidades habitacionales definitivas, y donde se establece el Programa Nacional
de Vivienda que comienza a incentivar el ahorro previo de las postulantes a
viviendas sociales antes de poder acceder a ellas, por lo que también se
instaura el Sistema Nacional de Ahorro y Préstamo para la vivienda. En la década de los 40 se
presentó una iniciativa parecida, llamada Ley Pereira que establecía parámetros
para definir las viviendas económicas y entregó franquicias a las empresas
constructoras con el fin de fomentar la construcción de viviendas populares.
Durante el período de los 60 también se inician aquellas unidades de
autogestión como la caseta sanitaria, correspondiente a una unidad constructiva
que consiste en un baño o lavabo, cocina y un recinto para lavadero o
fregadero, y desde donde los beneficiarios deben construir o adosar sus
viviendas, tal alternativa servía de base a la mayoría de los programas de
vivienda progresiva. Ya para los finales de la década de 1960 se reciben con
mayor magnitud la influencia de los movimientos sociales en materia
habitacional, se presenta un aumento de la demanda de viviendas en las
ciudades, debido al crecimiento vegetativo de la población y a la llegada de un
mayor número de migrantes desde las áreas rurales, por lo que en el contexto
político social se requiere de soluciones relativamente rápidas. También se
presenta como solución las llamadas Operaciones
Sitio, basada en los principios de la autoconstrucción y que privilegia
más el acceso a la tierra que a la vivienda, entregando la responsabilidad
definitiva a los beneficiados. Desde el punto de vista operativo de la acción
del Estado cabe destacar la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, además
estableció el Plan de Ahorro Popular más perfeccionado y estableciendo nuevas
categorías de vivienda según los ingresos de las familias demandantes.
Nash y Paredes (2011) señalan que en Gobierno de la Unidad
Popular, se plantearon grandes tareas sociales, dentro de ellas el déficit
habitacional, que según Salvador Allende se daba porque la vivienda se
consideraba una mercancía, por lo que la actividad se dedicaba básicamente al
lucro, es decir, para la adquisición de una vivienda depende solamente del
nivel de ingreso de los individuos.
Desde el nuevo modelo
socialista, la vivienda ahora ahora se definía como un derecho al que todo el
pueblo tenía derecho, es decir, que el Estado, debía garantizar que todos
gozaran de el acceso a ésta.
Este nuevo concepto de
vivienda, sumando a la modificación en la política institucional, llevó a que
grupos sociales aumentaran las ocupaciones ilegales de terrenos, levantándose
entonces muchos campamentos.
El gobierno de Salvador
Allende entonces, asumió un rol activo, que se transformó en el motor de la
política social, postulaban, que ésta no debía regirse por reglas económicas,
sino por las necesidades y condiciones sociales.
Se creó en 1971 el llamado
Plan de Emergencia, que se centró basicamente en cuatro programas: El programa
de construcción de viviendas, programa de financiación de viviendas al sector
privado, el programa de urbanización de sitios y programa de equipamiento
social.
En 1973, Allende creó una
política habitacional que intentaba dar una solución habitacional intermedia,
que consistía en poner a los habitantes de los campamentos en condición de
prioritarios para poder darles prontamente una solución definitiva.
Con la llegada al poder del
régimen militar, la concepción de vivienda cambió, el gobierno ahora señalaba
que la vivienda es un derecho que se debe adquirir con esfuerzo y ahorro, en
donde el Estado y la familia debían compartir responsabilidades y que por lo
tanto la vivienda no era un regalo del estado.
Dentro de este nuevo estado,
el Ministerio de Vivienda se regionaliza y además se crea el Servicio Regional de Vivienda y Urbanización
(SERVIU). Desde ahora, le corresponderá al Ministerio formular y supervigilar
las políticas en materia habitacional y urbanística.
Mientras tanto, el país vivía
una situación crítica de vivienda; la junta militar decidió entonces redefinir
la Política Habitacional, añadiéndole el criterio de responsabilidad compartida,
la que buscaba que las socluciones habitacionales no estarían sólo en manos del
Estado, sino también en manos de los beneficiarios.
En 1978 se crea el Porgrama
de Subsidio Habitacional, que era una subvención del Estado que complementaba
el ahorro y el crédito hipotecario para incrementar la capacidad de financiar
una vivienda para aquellas familias que su máximo esfuerzo aún no se lo
permitía.
Antes del término del
gobierno militar, y ya con la certeza de la llega de la concertación al poder,
se realizó aun análisis de la situación habitacional, la que arrojó tres tipos
de déficit: de vivienda, en lo cuantitativo y lo cualitativo, de ciudad y de
participación.
Desde ese punto de vista se
fueron creando en los gobiernos de la concertación, distintos programas y
subsidios con la finalidad de solucionar las falencias mencionadas. Hasta
entonces la política social de vivienda, sienta sus principales bases en el
gobierno militar, sin aún lograr cambios profundos.
Extraído de:
Nash, F., & Paredes, G. (2011). Análisis Crítico
de las políticas de vivienda social en Chile, fundamentos para el
reconocimiento del derecho a la vivienda. Santiago: Universidad de Chile,
Facultad de Derecho.
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